jueves, 14 de mayo de 2015

Un querer de interior

A mi no me digas qué guapa soy.
Más bien, hazme saber que el brillo de mis ojos
apenas te deja ver.
A mi no me repitas lo bonito que es mi cuerpo.
Mejor, me descubres y me recuerdas
todo lo valioso y tedioso que tengo ahí dentro.
A mí no me regales flores ni chocolates.
Obséquiame cada día con un verso, un plan
y cientos de disparates.

Vale, de vez en cuando dejaré que me digas lo guapa que estoy.
Y aceptaré de buena gana ramos y bombones.
Pero lo que a mí me gusta es que se conozcan,
se valoren y se quieran dos corazones,
y que los cuerpos solo acompañen y afinen la melodía
de nuestras canciones. Nada más.

Porque lo bonito yace en el alma,
porque lo escultural nace de las entrañas,
porque los mejores regalos no tienen forma definida,
son abrazos, son sonidos,
son acordes y son suspiros.

Por eso y porque lo más dulce y veraz
es querer a una persona como se quiere a la vida...

Por sus sorpresas, por sus enseñanzas, por sus retos,
por la belleza perenne de sus alegrías,
por la lucha compartida en las avalanchas,
por brindarnos nuevas aventuras, por ayudar a conocernos,
por permitirnos crecer, por proponer nuevas metas.

Y, sobretodo, por quererte como tú te quieres, como tú le quieres a ella.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Marcas blancas

Se nos olvida ser,
se nos olvida sentir.
Demasiados agentes externos
que filtran y contaminan el vivir.

Nuestra esencia, nuestra autenticidad
no ha de verse enfrentada a la dualidad.
Entre lo que yo soy, yo siento,
y lo que esperan los demás.

Cuesta, lo sé, no vivimos solos.
Seguimos los protocolos
y, casi siempre, preocupa el qué dirán.

Pero por encima de todo
estamos nosotros,
seres únicos, extraordinarios
que, sin embargo, en los demás buscan los honorarios. 

Indaguemos dentro cada uno,
vivamos un egoísta silencio.
Averigua si quién está ahí contigo 
es el mismo que yo veo,
o acaso el mundo se lo ha ido comiendo.

Pule tu enjundia, sácale brillo al alma,
que reluzca en cualquier contexto
que nunca blanqueen tu marca.






miércoles, 6 de mayo de 2015

No creo en los lobos

No creo en el no-amor de una noche.
Creo en lo intenso si es real,
a carne viva que no superficial.
Creo en lo profundo que tiende a arraigar,
pero no en lo pasajero y fácil de olvidar.

Creo en las miradas que se entienden sin palabras,
y no en los ojos furtivos ciegos y mudos por sus presas.

Creo en las manos que se buscan, se miran y entrelazan.
Y no en esas caricias que rozan sin querer tocar.
Ni en esos dedos que se alejan sin hacer mella
en otra nueva tierra a conquistar.

Creo en el pelo que se enreda
intentando seguir el juego de unos besos
que, de osados y atrevidos, queman.
Creo en los labios que despiertan,
en esos que inventan nuevas maneras
de saborear la vida que complementan.

No creo en los falsos amores,
ni en los cuerpos que se buscan solo por ser cuerpos.

Llámame romántica, acúsame de tradicional.
Piensa, si quieres, que de la vida no sé disfrutar.

Pero es así como encuentro sentido al sentir,
solo así entiendo que el amor no es un estúpido cuento.
Una historia más de apenas dos páginas:
El prometedor comienzo
Y el previsible y aburrido final,
donde finges que amas,
donde crees que sientes,
donde se visitan con prisas las camas.
Ese que lees y luego te arrepientes,
ese que se repite en las fábulas
de los no-amores intermitentes.

martes, 5 de mayo de 2015

A mi corazón

Perdona mis sobresaltos,
disculpa si te entrego pronto.

Eres como ese niño de corta edad
con un gran cuerpo que no puede controlar.
Que da tumbos, que aclama su independencia
pero se aferra con la más pura inocencia.
Que corre más de lo que debiera,
que no sabe echar el freno.

Sí, eres grande, eres tierno.
Me atrevo, y digo que eres bueno.

Pero debes ser paciente,
corredor de fondo con obstáculos, constante.
Mantén tu ritmo.
No dejes que mis mariposas, mis ilusiones,
actúen como espejismos y te aboquen a ser velocista.

No va contigo,
no va conmigo.

Seamos juntos, lo que queremos.
Esperemos juntos, lo que merecemos.

A tí, a mi corazón, a lo que yo más quiero