martes, 7 de julio de 2015

Tienta a la suerte


No tientes a la suerte,
no te enamores de mí.

Puedo quemarte, 
arrastrarte al más gélido infierno.
Allí, donde me sirven cubitos
en mi corazón ardiendo.
Allí, donde el delirio 
se apodera de tu lado más cuerdo.

No tientes a la suerte,
no te enamores de mí.

Soy un peligro,
no me entrego a la primera,
me doy antes de tiempo.
Mi instinto lucha por ir
delante de mi cuerpo.

No tientes a la suerte,
no te enamores de mí.

Que primero yo lo estoy haciendo.
No entres todavía,
que creo que sé lo que quiero.

Llama a la puerta, 
verás que la casa no está vacía.
Asoma un coraje indefenso,
le arropa el más perdido encuentro.
Espera a que no huya,
háblale con respeto.

Muéstrale, primero, 
que no vienes por despecho.
Comparte, después, 
tus batallas y tus sueños.
Acaricia, por último, sus cicatrices
 y riega sus raíces, antes de irte.

Tienta a la suerte y enamórate de mí.





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