martes, 14 de abril de 2015

Abrazos infinitos

Ese gesto que trasciende lo físico.
Sutil y suave choque de cuerpos envueltos.
El baile entre dos corazones arrítmicos.
Ese único y acompasado momento...

Nos cuenta más de una persona,
que cualquier intento de su lengua demagoga.
Transmite más de un amor,
que los te quiero regalados al por mayor.

Si el alma tiene un lenguaje, un medio de expresión,
no cabe duda de que el abrazo es su mejor traductor.
Cuando abraces no tengas prisa en terminar,
siente lo que la otra persona te quiere dar,
Piensa que, pecho con pecho, hay mucho que no decirse.
No hay otro momento más íntimo para dos corazones.
No hay nada más.
Tu esencia, la mía, sin tropezones.

Tengo un don, un abracímetro instalado de casa.
Noto las no ganas, la hipocresía hecha sin palabras.
Pero también noto la energía acumulada,
la intensidad del amor volando a la deriva.
Va de un cuerpo a otro en ráfagas de instinto suicida,
de tu acantilado al mío,
de tu cornisa a la mía.

Un abrazo sentido, de los de verdad,
seguramente alarga la vida y ensancha el corazon.
Un abrazo así queda marcado,
deja su impronta, tiene su propio eco.
Viste cada poro de gala, aleja por momentos cualquier miedo.

Más que los besos, más que las palabras,
más que los presentes y más que cualquier verso...
Un abrazo de quien te quiere
va más allá de todo eso.

Sorprende con abrazos infinitos que lleguen al alma.
Siente esa profunda reconexión,
cuando dos corazones que se hablan
escriben juntos un poema al amor.




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